Bruselas - Bruselas se ha ruborizado esta semana al descubrir que un provocador y anónimo artista ha desplegado por la capital belga una misteriosa serie de grafitis de explícito contenido sexual y descomunales dimensiones. La tercera obra de esta novísima serie, que por ahora nadie ha reivindicado, es un falo circuncidado y en reposo de unos 6 metros de alto y 3 de ancho al que ya se conoce como el pene de Saint-Gilles, por el distrito donde ha aparecido el inusual dibujo.

Es el primer sexo masculino en solitario de la colección de grafitis que divide a la población de una capital que ejerce de sede de las instituciones de la Unión Europea, y donde el sexo desnudo más célebre, hasta ahora, era la escultura del niño meón Manneken Pis.

Días antes de que brotara en una pared el mentado miembro, una penetración vaginal de unos 45 metros cuadrados ya había ocupado la rue des Poissonniers; y una gigantesca entrepierna femenina en pleno acto de masturbación lleva tiempo instalada en la plaza Stéphanie. Las obras emergen en tan solo una noche, parece, y no está claro si la intervención la lleva un colectivo o una sola persona. “Lo que no comprendo es que dicen que nadie ha visto que lo dibujaban. Pero hay policía, cámaras de vigilancia... Creo que han cerrado los ojos”, explica a Efe Michel, un vecino de 43 años que se ha acercado a disfrutar de la polémica obra en primera persona.

Sin acaloramientos, la comuna de Saint-Gilles reunió a sus ediles para tomar una decisión sobre la permanencia del fresco y las autoridades, y de común acuerdo con el propietario del inmueble, han decidido finalmente que borrarán el atípico mural. Dado que la exposición desnuda de la pared se presta a volver a ser huésped de otros grafiteros con gusto atípico, los sabios municipales se plantean convocar un concurso para elegir a un artista que instale en ese mismo sitio una creación menos polémica y con vocación de permanencia.